En los últimos años ha sido recurrente escuchar en los medios de comunicación que el consumo de heroína estaba repuntando, así como, que nuestro país podía experimentar una crisis sanitaria derivada del abuso de fármacos opioides similar a la de los Estados Unidos y Canadá. El equipo de Episteme gracias a la información obtenida mediante la metodología cualitativa y la triangulación con los datos procedentes de informes epidemiológicos y la literatura científica, concluye que España no sufrirá ninguna crisis de heroína similar a la padecida durante la década de los ochenta, ni una emergencia de salud pública derivada del abuso de fármacos opioides como la que soporta Norteamérica.
La percepción de que la heroína estaba de regreso se debe a un cúmulo de factores: mayor visibilidad (pero no mayor número) de población consumidora; el foco mediático ha amplificado la percepción de problemas; la reordenación del mercado inmobiliario ha provocado la aparición de los «narcopisos», la alarma derivada por un aumento (mínimo) en ámbito local que se extrapolaba como si fuese una tendencia nacional. Todos los indicadores relacionados con el consumo de heroína y las problemáticas derivadas se mantienen estables o tienden a la baja. Los resultados del estudio explican el porqué de estas tendencias. La compra de opioides en el mercado negro es totalmente anecdótica. No hay evidencia alguna que demuestre que pacientes de fármacos opioides hayan empezado a abastecerse en los mercados informales, cuando este hecho fue uno de los precipitantes de la crisis de opioides norteamericana.
Las características del Sistema Nacional de Salud español funcionan como mecanismo de protección ante cualquier epidemia por abuso de fármacos opioides. Aunque en los últimos años ha aumentado la prescripción de opioides y ha crecido, aunque muy tímidamente, la demanda de tratamiento para deshabituarse, España no experimentará ningún problema sanitario derivado de los fármacos opioides. En el caso del fentanilo debemos seguir su evolución porque su consumo en otros países como sustancia recreativa y como adulterante de drogas de abuso puede provocar problemas de salud pública.