Objetivo general. Ofrecer un conjunto de herramientas y conocimientos que ayuden a acreditar que las acciones preventivas implementadas en la realidad local provocan efectos preventivos.
Resumen. La «Guía práctica de evaluación de los planes locales de prevención de las adicciones» es una herramienta que responde a la necesidad de mejora de los procesos de evaluación de los planes locales de prevención de adicciones. Desde el Servicio de Atención a la Dependencia y Vulnerabilidad Social del Área de Igualdad y Sostenibilidad Social de la Diputación de Barcelona se conocen de primera mano las dificultades que experimentan los entes locales en materia de evaluación, habiendo constatado que gran parte de los profesionales perciben la evaluación como un proceso complejo, penoso y que requiere de conocimientos especializados. La guía trabaja para modificar la percepción negativa, con el fin de convertir la evaluación en un proceso relativamente fácil, enriquecedor y que permita implementar acciones preventivas de calidad. La oferta preventiva a nivel cuantitativo es extraordinaria. Aunque, todavía desconocemos la calidad preventiva de la inmensa mayoría de programas porque nos resulta complejo responder, a partir de evidencias solventes, a la pregunta ¿la prevención que realizamos es realmente preventiva? En la casi totalidad de las acciones preventivas la respuesta es «no lo sabemos» porque nos es imposible saber cuánto hemos reducido el impacto de los factores de riesgo entre la población destinataria y cómo le hemos aumentado los de protección. La falta de respuesta es producto, en gran medida, de que la prevención de las drogodependencias se enmarca en la perspectiva tradicional de la intervención social. Una perspectiva centrada en articular un gran número de acciones, pero por distintos motivos, desconocemos en qué medida la actividad preventiva produce los efectos perseguidos. Convivir con un interrogante: si la prevención es preventiva, nos sitúa en una posición de vulnerabilidad por dos motivos:
- El primero, porque destinamos dinero público a unas acciones que, tal vez, no alcanzan los efectos preventivos que justifican el gasto del erario.
- El segundo, porque desconocer la naturaleza de los efectos puede implicar que implementemos acciones preventivas con efectos iatrogénicos, es decir, provoquemos efectos contrarios a los deseados.
Disponemos de una cantidad adecuada de prevención. Esta guía es la herramienta para acreditar la calidad.